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Parto en Casa no es lo mismo que Parto sin Asistencia

Parir con Dignidad es una frase que se presta a múltiples interpretaciones y a prácticas de muy diferente índole.
A nivel fundamental significa el respeto a los procesos fisiológicos, instintivos y emocionales de las mujeres, que como cualquier otro mamífero sabemos parir, en condiciones normales, sin mayor intervención por parte de terceros.
 Se entiende que muchas mujeres opten por un parto en casa porque es ahí donde encuentran las condiciones necesarias que le brindan la seguridad y la compañía que se necesita en este evento natural. Sin embargo, como en todo, los extremos nunca llevan a nada bueno.
En 2016, en una provincia de Argentina sucedió el lamentable episodio de una bebé fallecida en un parto domiciliario.
En un extremo, los padres nunca realizaron controles prenatales, importantes para conocer como mínimo la posición del bebé, ni contrataron la asistencia de algún especialista en partos.
En el otro extremo, tenemos la reacción extremista y parcial que desde la postura médica intervencionista se suscitó.
Y el debate que se abrió nuevamente sobre quién tiene el derecho de decidir sobre el cuerpo de las mujeres.
Quisiera analizar aquí la carta abierta de una médico ginecóloga, dirigida a todas las mujeres que deciden un parto en casa.

1. Para empezar, la carta está publicada en un sitio abiertamente católico. En este punto aclaro que este blog no tiene ninguna preferencia religiosa, ni se opone a ninguna creencia en particular, ni cuestiona la fe ni la espiritualidad de nadie. Lo que sí tenemos que decir es que la iglesia católica vista como una institución, formada por seres humanos imperfectos como todos, con muchas equivocaciones como cualquier institución, es la responsable histórica de la Inquisición, que en realidad fue un feminicidio masivo con esto de la cacería de brujas, documentado en diversas fuentes que muchas de ellas fueron sentenciadas a la hoguera por practicar el arte de la partería. Y no es casual porque la partería es un arte que implica grandes dosis de autonomía en la mujer que se dedica a ello.

2. Continuando con la carta, la médico nunca hace referencia a que los padres decidieron (imprudentemente estoy de acuerdo) traer a su hija al mundo sin asistencia alguna. La médico sentencia por igual a todas y cada una de las mujeres que deciden traer a sus hijos en casa, por el simple hecho de tomar tal decisión, sin reparar en las condiciones en que las mujeres podemos tomar esta decisión de manera responsable como contar con la asistencia de una partera con conocimiento y experiencia, y tener, junto con ella, siempre un plan alterno disponible que disminuya los riesgos tanto para el bebé como para la mamá.

3. Desde el título hasta el final, la carta utiliza el mecanismo de "la culpa" que es el punto débil de cualquier mujer y es el argumento preferido de todos los médicos que te quieren convencer de que tengas a tu bebé en un hospital. En varias historias de violencia obstétrica se aprecian frases como "tú serás la responsable de que algo le pasé a tu bebé".
Yo misma sentí en carne propia el vacío en la boca del estómago, en pleno inicio de labor de parto, y es que el golpe va directamente a la emoción. Pero si nos ponemos a pensar "fríamente", la responsabilidad de una muerte materna y/o del neonato nunca va a ser asumida por el hospital tampoco, así que, dentro o fuera de él, cualquier responsabilidad y cualquier culpa va a terminar siendo mía, así que a asumirla. Ahí radica justamente nuestra libertad y nuestra autonomía, tomar la mejor decisión con conocimiento de causa, considerando y contrastando siempre la vasta información fiable que tenemos actualmente a nuestra disposición.

4. La médico dice "no se trata de tu cuerpo, está tu hijo en el medio." ... Textualmente dice que la mujer es protagonista secundaria de su propio parto, y que lo que se hago o no a nuestros cuerpos no es nuestra decisión. No pienso discutir lo absurdo del enunciado. La verdad, admiro la valentía de decir directamente los que muchos médicos gineco-obstétras piensan y callan. Pero desde este punto, mujeres, es donde la digna rabia nos debe mover a buscar la información que necesitamos, con las personas adecuadas, en las fuentes validadas, y en los hechos, en la realidad de muchas mujeres que confiando en sus procesos lo han logrado.

Y sobre todo, el gremio médico, en vez de enjuiciar, e intentar apretar las cadenas, quizá debería cuestionarse a sí mismo las razones profundas que movieron a esta pareja a rechazar su asistencia obstétrica.

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